Una entrada diferente.

Hoy me toca a mi contaros cómo van las cosas por las "Américas". Y algunos diréis, y "¿quié eres tu que osas meterte en el blog de Raquel?"  Pues soy la madre de la criatura, creo, ya que me ha costado reconocerla...
América es diferente desde América; no es lo mismo imaginar Chicago que  ver Chicago; Villa Park se vive distinto en Villa Park… Ra no es la Ra que salió de  Boadilla hace ya casi 7 meses …

Y es que Ra ha crecido, si, pero no en altura (bueeeno, algún “feet”, pero no demasiado), no me refiero a eso, ha crecido como persona, de hecho está creciendo… vale todos lo hacemos (más o menos), pero hay etapas en las que se nota más, los ritmos se aceleran siempre en la adolescencia y más aún si los estímulos aumentan, cual es el caso. Y sí, ya lo intuíamos (leíamos, veíamos por skype…), pero mom ha ido a comprobarlo in situ (lo de ver para creer) y lo ha hecho, ha visto y ha creido…

Cierro capítulo filosófico, que daría para mucho más, y os contamos cómo hemos vivido esto escasos 3 días. Me vino a recoger al aeropuerto, y, tras reconocernos (nos costó unos breves instantes),  era casi como vivir el mundo al revés, ella era la experta, la fuerte,  la que sabía desenvolverse con naturalidad y se encargaba de enseñármelo todo, de introducirme a los hábitos y situaciones, ella era la que me “cuidaba” con naturalidad haciendo de guía, vaya como si ella fuese la madre y yo la hija.

Nada más llegar fuimos a ver su High School: los enormes pasillos, el gimnasio, la biblioteca, el auditorio, las clases (todas con la bandera americana), las salas de estudio, las taquillas… hasta los baños, y Ra sin parar de hablar. Todo muy grande y americano, explicado sin solución de continuidad, quizás pocas oportunidades de hablar tan seguido en castellano.  Y más y más cosas, la clase de dibujo (tablón incluido), la de fotografía con su laboratorio, los tablones de anuncios con miles de carteles anunciando eventos varios, las frases de orgullo americano, las fuentes, la sala de ordenadores (Macs enormes)…

Después nos vinieron a buscar, pues fracasamos en nuestro intento de volver en el autobús escolar, ese amarillo, el de los Simpson, pues Ra fue de frente preguntando al conductor si podíamos subir diciéndole quién era yo… que si no se lo decimos seguro que cuela, je, je.  Fuimos a tomar una pizza, la famosa pizza de Chicago, gorda y bien rellena, en un bar típico, con la familia al completo: Emily, Fran y Mr. Tommy. Todos muy atentos y sin parar de hablar en un inglés americano que, la verdad, me costaba entender, sobre todo al principio y sobre todo a Mr. Tommy.

 Después a casa, más de 20 horas después de salir de España, ya sin conciencia horaria (ni cambié el reloj…), donde conocí al cuarto miembro de la familia, Charlie, un pero de ojos tristes, simpático y cariñoso.

La casa, aunque ya la conocía, como vosotros, de forma virtual, no es lo mismo, tiene su olor, sus ruidos (casi todo es de madera), sus luces y sombras, dimensiones y colores que n se aprecian desde lejos… y sobre todo el componente “hogar”, lo que viene siendo la casa con sus “habitantes”, sus costumbres, su “orden”, su rutina…

Extraña sensación dormir con Ra en su casa americana, en su habitación, en su mundo.  El día siguiente nos lo dedicamos mutuamente, vamos en tren hasta Chicago y paseamos la ciudad hasta Millenium Park, tranquilamente, comentándolo todo. Y fotos y fotos, la famosa “Bean”, la pista de hielo al aire libre, los murales con imágenes a tamaño gigante… comida en un restaurante encantador y vista cultural al Art Institute Museum of Chicago. Qué chulo!! Sobre todo la parte de los impresionistas europeos y la etapa moderna, sorprendidas por encontrar muchos cuadros de pintores conocidos, franceses, alemanes  y españoles. Muy divertido y cansado. De vuelta al tren de nuevo, con nuestro zumo-batido en la mano (en plan americano total…).  Nos esperan para cenar en familia, han cocinado muchas cosas, todo rico. Y después vienen los amigos de Ra para pasar un rato y ver una peli (cisne negro, bien, la quería ver, pero creo que volveré a verla e España, más tranquilamente y en pantalla grande). Parecen buena gente, rien mucho, transmiten frescura. Les dejo que sigan sin mi.

El sábado vamos todos en coche a Chicago. Ha amanecido peor día, más frio y ventoso. Vamos al muelle, al lago Michigan a ver una exposición de flores y complementos de jardín. Cuando salimos está todo nevado y aprovechamos para dar una vuelta en un trole, de madera, muy cuco. Después fuimos a comer a un restaurante español, más o menos español, la verdad. Vista nocturna de la ciudad y vuelta. Partida de cartas españolas, al cinquillo, muy relajado.

Tercera, última noche. Confidencias y sueños. A la mañana siguiente hacemos unas tortillas españolas, para el lunch. Pudieron salir mejor, pero estaban ricas. Recogida y visita a un museo local de piedras preciosas, muy curioso, de camino al aeropuerto. Y despedida, breve. En poco tiempo será una bienvenida.

Bueno, soy yo otra vez, Raquel. Quería que esta entrada fuera diferente, por eso he dejado que la hiciera este personaje tan singular. Gracias.

Ya no hay mucho que contar, solo decir que para mí también ha sido una experiencia muy buena lo de poder compartirlo todo con alguien que te entienda del todo. Espero que os gusten las fotos! (Ha sido mi aportación a la entrada, a parte del título, jeje).

Muchísimos besos!

Raquel.